El ritmo de vida actual, una
alimentación inadecuada, las malas posturas, el sedentarismo y las presiones
laborales son algunos de los elementos que generan un entorno nocivo para
nuestro cuerpo físico y emocional.
Para una mejor calidad de vida cada uno de
nosotros deberíamos realizar un detallado análisis de nuestra situación.
A veces tenemos posibilidades de mejorar
nuestro entorno y en otras ocasiones nos encontramos sumamente limitados.
Por ejemplo, si trabajamos sentados frente
a una pc durante largas jornadas no podemos modificar sustancialmente nuestras
condiciones de trabajo, mas allá de una silla ergonómica, una buena iluminación
y una ventilación adecuada. Para contrarrestar este sedentarismo debemos incorporar
nuevos hábitos que favorezca nuestro
bienestar.
Así como no podemos apagar el fuego con
nafta, resulta paradójico buscar reducir el estrés con actividades físicas
frenéticas.
En estas disciplinas se prioriza el trabajo
físico muscular en si mismo, sin olvidar la flexibilidad, la concentración y la
relajación, todos aspectos beneficiosos para reducir los niveles de tensiones
crónicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario